“La musicoterapia es el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual. La investigación, la práctica, la educación y el entrenamiento clínico en musicoterapia están basados en estándares profesionales acordes a contextos culturales, sociales y políticos”.

Así es como la Federación Mundial de Musicoterapia, (WFMT, 2011), define esta disciplina con objetivos terapéuticos.

Y es que según explican los musicoterapeutas, Manuel Sequera y Laura Cañellas, en una columna de opinión publicada en el sitio Magisterio, el fin de la Musicoterapia, “no es estético, que suene bien lo que se vive en las sesiones no es la finalidad, ni pedagógico, para que los niños aprendan música. Los objetivos marcados son terapéuticos, para mejorar la calidad de vida de las personas”.

Según señala el Dr. Kenneth Bruscia, profesor emérito de musicoterapia y autor de varios libros sobre este tema, para que exista Musicoterapia se necesita un Musicoterapeuta cualificado (Máster universitario de 60 ECTS) un paciente o grupo de pacientes, un contexto terapéutico y un proceso terapéutico.

Sin ir más lejos, en Chile existe la Asociación Chilena de Musicoterapia A.G (ACHIM), que tiene por objetivo “contribuir al desarrollo de una comunidad profesional de musicoterapeutas, entregar orientaciones éticas respecto de su quehacer profesional y promover y difundir la musicoterapia en Chile”.

Beneficios de la Musicoterapia

Entre los beneficios de esta terapia no invasiva, se puede destacar que, “puede aplicarse desde un enfoque preventivo, en niños con desarrollo normotípico por ejemplo para la gestión emocional, para fomentar educación en valores, sentimiento de grupo, respeto de turnos o incluso trabajar el liderazgo positivo. Además, puede ser una herramienta muy interesante en adolescentes para el control del estrés y ansiedad (…)  potencia habilidades no cognitivas, funciones ejecutivas y cognitivas y fomenta el aprendizaje y el desarrollo emocional en esas personas”, aseguran Sequera y Cañellas en su columna.

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