Estudio evidencia el efecto calmante de los abrazos y el movimiento en los bebés
Un estudio investigó el efecto calmante de los abrazos en los bebés, y se descubrió un vínculo mecánico fisiológico, además del lazo afectivo existente.
La investigación evidenció que la respuesta a este estímulo en el bebé es inmediata. La actividad del sistema nervioso disminuye considerablemente, al igual que la frecuencia cardiaca, provocando un estado de tranquilidad en el bebé.
Así mismo, examinaron el comportamiento de 12 niños sanos entre uno y seis meses de edad. "Grabamos su ritmo cardíaco cuando se les tumbaba en la cuna y mientras la madre les llevaba en brazos, sentada o caminando", se explica en el estudio.
Las diferencias que reveló el electrocardiograma fueron claras en relación al impacto de la cuna y el calor de los brazos, determinando en este caso, la preferencia por la segunda opción. Esto se debe a que los pequeños se inclinan más al movimiento. Cuando la madre o cuidadora, tiene al bebé en brazos y no se mueve, el ritmo cardíaco se acelera y como mecanismo automático comienzan a llorar y moverse de forma incómoda. Sin embargo, la reacción del menor cambia al instante cuando la madre se trasladaba, proporcionando el estado de calma anteriormente mencionado.
Los investigadores recalcan que esto no proviene de un "capricho", sino que de una necesidad fisiológica propia de los mamíferos, que se manifiesta como un mecanismo de defensa. También, los profesionales a cargo del estudio apuntan al sentido del tacto y de la “propiopercepción”, término que se refiere a la capacidad de reaccionar en el momento de roce entre la madre y el bebé.
Bebés y movimiento
Mara Cuadrado, psicóloga infantil del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, explica en una entrevista con "El Mundo", que "los bebés se sienten más cómodos cuando les cogemos de pie y siempre les relaja el movimiento. Con quien se vincula el bebé es con quien más le coge cuando nace, con quien le cuida, le protege y le alimenta”.
Además, a raíz de otros resultados de la investigación, se explica por qué el llanto del bebé jamás debe ser ignorado o restringido.
Lee el artículo completo de "El Mundo" en este LINK.
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