La interacción directa con la naturaleza provoca felicidad y tranquilidad
Aunque tener y cuidar plantas en el hogar se ha vuelto una tendencia en alza durante los tiempos de pandemia, debido a sus beneficios para la salud mental, según un estudio realizado por tres investigadores israelíes, compartir tiempo en espacios con la naturaleza no sería suficiente.
Según los científicos, esta relación debe ser más explícita y se necesitaría tener un contacto más directo con ella, ya sea tocándola u oliéndola.
Efecto de la interacción
El efecto de la interacción durante estos encuentros con la naturaleza, se dividen en dos etapas. En una primera instancia, las “señales de una distancia psicológica cercana”, como oler y tocar elementos provenientes de la tierra, aumentan la relación con esta.
El profesor Assaf Shwartz, la Dra. Agathe Colléony, y la Dra. Liat Levontin, científicos a cargo del tema, explican que tener cercanía a estas áreas, enriquece el bienestar más que la exposición pasiva o simplemente mirar el paisaje en sí.
Los resultados de una encuesta que se realizó con 1.023 visitantes en el Parque Natural Ramat Hanadiv, arrojaron que cuanto más cercana era la interacción directa con la naturaleza, más se mejoraba el efecto positivo de los visitantes después de la visita a la reserva natural. En contraste con otros visitantes que experimentaron la naturaleza desde una mayor distancia (visual).
Assaf Shwartz explicó que “nuestra investigación ha demostrado que las personas que tienen una afinidad emocional por la naturaleza son generalmente más felices y obtienen mayores beneficios de las visitas a espacios verdes o reservas naturales”.
Después de estos descubrimientos, se realizó un experimento con 303 estudiantes, quienes pasaron media hora al aire libre en el campus de su lugar de estudios. A cada uno de estos se les designó una de las nueve experiencias para actuar mientras caminaban. Entre estas experiencias se encontraban actividades como oler flores, tomar fotografías de elementos naturales, tocar naturaleza o apagar sus teléfonos.
Al analizar los resultados, los participantes que tenían distancia psicológica cercana con la naturaleza (olor y tacto), se sintieron más cercanos a esta. Además, reportaron un sentimiento mejor en relación a su estado antes de la caminata. De forma contraria, los alumnos que apagaron sus teléfonos, tuvieron una interacción menor con la naturaleza. También, aumentaron sus sentimientos negativos después de la caminata.
Levontin comenta que “apagar el teléfono puede hacer que la gente piense más en ello y provocar FOMO (Miedo a perderse) y no permite una interacción significativa con la naturaleza. Hoy en día, las personas están cada vez más alienadas, y esto tiene implicaciones negativas en su salud y bienestar. Es importante planificar espacios verdes que permitan interacciones significativas con la naturaleza para mejorar nuestra afinidad con la naturaleza y el bienestar emocional”.
Para leer el estudio original haz click en este LINK.
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