Clases online: ¿cómo generar actitudes digitales críticas en los estudiantes?

Entre los múltiples obstáculos que han enfrentado docentes en este contexto de educación online en pandemia, la baja participación de estudiantes en videoconferencias o actividades a distancia, ha sido algo habitual. 

Aunque ya con un año de trabajo virtual para mantener la continuidad educativa, existe una mejor disposición y experiencia por parte de la comunidad escolar, esto puede continuar mejorando.

Resulta esencial definir que la participación no solo se limita a encender la cámara o responder actividades, sino que es el comienzo para trabajar habilidades o actitudes de mayor relevancia en nuestra sociedad, entre las que podemos destacar, el pensamiento crítico. 

En el capítulo “Generar actitudes digitales críticas en el alumnado” de Juliana Raffaghelli, publicado en el libro “Decálogo para la mejora de la docencia on line” (Universidad Oberta de Catalunya), encontramos sugerencias de estrategias docentes que permiten orientar y materializar la participación en conjunto con el pensamiento crítico, favoreciendo la actitud digital crítica en estudiantes.

¿Por qué favorecer esta actitud digital crítica en estudiantes y cómo impacta en su salud mental?

La autora señala que habitar el ciberespacio hoy es un desafío, especialmente si consideramos la volatilidad de Internet e inmersión en redes sociales. Ante estos desafíos y la presión sin igual que existe en el contexto de docencia a distancia, es que: “aparece hoy como ingente necesidad el desarrollar una actitud digital crítica que permita comprender los alcances positivos y las implicaciones negativas de las tecnologías para superar la distancia social más allá de la emergencia” , detalla en el capítulo.

Ahora bien, es relevante mencionar que en este contexto pandémico, la consolidación de esta actitud no solo tendrá un impacto educativo. Sino también, ofrece una mejor posibilidad para navegar en Internet y redes sociales, considerando que son el espacio disponible para conservar relaciones o instancias de sociabilidad, esenciales en el desarrollo emocional y cognitivo. De ahí, su valor en la perspectiva del bienestar y sana convivencia socioemocional de adolescentes en su día a día.

¿Qué es una actitud digital crítica?

La autora la define como, “un uso del medio digital y de las herramientas tecnológicas regulado de manera consciente y auto- dirigido desde el comportamiento, las emociones, la racionalidad y el pensamiento, y también desde las relaciones sociales para lograr un sentido constructivo y creativo de las tecnologías digitales”. En este sentido, se destaca el valor no solo en lo educativo, sino como una dimensión transversal. 

¿Cómo se favorece esta actitud digital crítica? Estrategias docentes.

Las estrategias están presentadas y brevemente desarrolladas por los siguientes niveles:

  • Nivel comportamental: Evaluar el tiempo de trabajo con la tecnología y considerarlo como factor relevante al presentar resultados de aprendizaje, con el propósito de disminuir niveles de cansancio o ansiedad en estudiantes.

La tecnología como medio o mecanismo no es lo esencial en el proceso formativo. Por muy atractiva o incluso dinámica que pueda resultar para estudiantes, esta puede terminar generando costos en su trabajo. Por lo mismo se recomienda trabajar de manera focalizada y ofreciendo instancias con dedicación declarada explícitamente, que permita favorecer la organización y el trabajo autónomo de estudiantes.

  • Nivel emocional: Generar instancias de diálogo para reflexionar en torno a las herramientas digitales utilizadas.

Se asume que estudiantes no enfrentarán dificultades técnicas, problemas de funcionamiento o frustración con la tecnología. Incluso una herramienta cotidiana como las redes sociales, ofrece una dinámica distinta en el escenario educativo. Por lo mismo, generar oportunidades para retroalimentar y conversar sobre la participación digital, busca enriquecer el ambiente de convivencia a distancia.

Nivel cognitivo: Discutir y decidir con la comunidad educativa una batería de recursos tecnológicos a utilizar en las instancias formativas.

Idealmente esta estrategia se presenta como oportunidad para que el trabajo mancomunado y coherente, permita consolidar el uso y aprovechamiento de un recurso tecnológico. Pero cuidado, esto no es solo en la relación estudiante - docente. Sino que también, incorporando a tutores (padres - madres - cuidadores) y el trabajo que realizan de manera autónoma en sus hogares. 

Nivel social: Considerar las dificultades de acceso, inclusión o ciberseguridad en la relación educativa con tecnologías.

Cada día se vuelve indispensable evaluar estos criterios al definir su incorporación en los trabajos formativos. En este punto, se releva la dimensión colectiva que puede desempeñar con la comunidad educativa. Nuevamente como un tópico transversal que se materialice en las diversas dinámicas educativas.

Sin duda que no existe un único mecanismo, fórmula o receta concreta para seguir en este complejo escenario. La interacción humana en su dimensión educativa es versátil y dinámica. Hoy en día, el escenario digital es fundamental para la continuidad educativa, pero no por ello se debe abandonar la perspectiva crítica o reflexiva. Es más, puede ser la oportunidad propicia para reconfigurar nuestra relación con los entornos virtuales y enfrentar problemas de aprendizaje o sociales cotidianos, como la privacidad o el ciberacoso. En síntesis, una oportunidad para mejorar la convivencia digital de estudiantes y adolescentes.

Revisa el artículo en detalle y el libro con el Decálogo para la mejora de la docencia on line completo en este LINK.

Sergio Bazaes Castillo

Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Asesor pedagógico de la Dirección Aula Virtual de la PUCV

Instagram: @sergiobazaescastillo