Cuarentena 2.0: En la (re)búsqueda del sentido de lo humano

Desde marzo del 2020 hasta hoy, nadie puede negar que de golpe, nuestras vidas tuvieron que dejar la “normalidad”, la rutina, los hábitos, los traslados al trabajo, ir a dejar a los niños al colegio, ir al gimnasio, a una clase de baile, juntarse con nuestros seres queridos, caminar en el parque, salir a trotar; cada uno tuvo que dejar un sinfín de actividades que de un momento a otro quedaron “congeladas”. 

En ese sentido, hubo un antes y un después que nos tomó un tiempo entender (quizás a unos más que otros, quizás algunos siguen sin comprender) que no es que la vida quedó congelada para volver a retomarla o bien, retomar lo que era nuestra rutina diaria, sino que algo tenía que cambiar intrínsecamente en nosotros, en lo que somos, en lo que queremos, en lo que pensamos y en cómo actuamos. Podríamos decir que fue un llamado a observarnos, mirar hacia dentro y buscar nuestra alma, nuestra esencia o lo que somos como seres humanos, es decir, en esa introspección, responder la gran pregunta que toda persona debería cuestionarse en algún momento de su vida: ¿Quién soy?  

Si pienso en término de tiempo (horas, minutos y segundos) sobre la pandemia, sobretodo en los períodos de cuarentena, podría decir que nos quitó tiempo y espacios comunes con otro al “congelar” nuestras actividades. Pero, también nos entrego más tiempo para hacer otras cosas, nuevos espacios virtuales para compartir con otros y, en definitiva, tiempo para estar con nosotros mismos. Paradójico, ¿no? 

Desde mi perspectiva, entiendo que cuando uno hace una actividad está plenamente en el presente, en un estado de entrega a esa actividad o a esa interacción con el otro. ¿Podríamos afirmar con certeza que nos encontramos en ese estado de entrega en cada actividad que hacemos y en cada interacción que tenemos? No es tan simple la respuesta, pues se desprenden otras preguntas de esta: ¿somos nuestras actividades? ¿Sabemos realmente quiénes somos? ¿Sabemos establecer una relación con un otro? ¿Sabemos relacionarnos con nosotros mismos? Volviendo a la gran pregunta, no podría decir con seguridad que sea imperativo del ser humano cuestionarse quién es, incluso que esta pandemia exija un cambio personal en cada uno de nosotros. Pero ¿cómo puedo hacer algo que exprese mi ser (lo que soy) si no tengo consciencia de mí? 

Es evidente que algunos (o que en algún momento de nuestras vidas), hacemos cosas en piloto automático y que no por hacerlas refleja quiénes somos. Sin embargo, luego de más de un año en pandemia: ¿seguimos siendo los mismos que antes? ¿Valoramos las mismas cosas? ¿Nos expresamos, sentimos, pensamos de la misma manera? No estoy diciendo que sean categóricas las respuestas a estas preguntas, sino que hay un razonamiento consciente detrás de cada una de ellas. Por ejemplo, es respetable que una persona luego de la pandemia, o particularmente, después de la primera cuarentena, siga teniendo el mismo estilo de vida, o que otra la haya cambiado radicalmente (siempre desde el respeto, la empatía y la colaboración). Lo que tienen en común es que cada una de ellas se ha cuestionado lo que hacía y en esa reflexión, implícitamente ha contestado la gran pregunta ¿Quién soy? Incluso, algunas respondieron la pregunta de manera explícita. Entonces, de alguna forma a todos les llegó y les caló hondo este punto de inflexión. 

Se terminó la cuarentena. Varias personas vuelven a sus rutinas (o vuelven a otra), luego de estos momentos de introspección. Distintos, quizás nos dimos cuenta que no somos los mismos, pero sentimos que algo cambió, solo que en esa consciencia hay que llevar a la práctica lo que somos. No obstante, el contexto sigue planteando la “normalidad” anterior como si no hubiera pasado nada en cada uno de nosotros. Opciones: aunque sintamos que hemos efectuado un cambio, nos subimos nuevamente a ella; o, ya distintos intentemos hacer esos cambios prácticos y más conscientes de nosotros en nuestro diario vivir; o, sentimos que volvimos a ese punto antes de encerrarnos involuntariamente en nuestros hogares y nos causa alivio. Quizás una mezcla de estos caminos; seguimos en la búsqueda del sentido de lo humano, del sentido de nuestro vivir: el sentido de ser un humano en una comunidad.

Nuevamente, volvemos a cuarentena. No somos los mismos, eso esta claro, porque por lo menos, tenemos herramientas para enfrentarla mejor, ya nos es conocida, no es un día a día de incertidumbres. Pero, aún así, vuelve y con más fuerza la gran pregunta: ¿Quién soy? Sumada a, o transformada en  ¿Soy coherente con lo que soy? Creo que es ese el llamado de la cuarentena 2.0: una instancia de búsqueda o re búsqueda de lo que somos y cómo lo podemos llevar a la práctica para vivir en coherencia con nuestro interior. 

María Paz Acuña Gálvez.

Profesora de Filosofía en Educación Media, Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).

Instagram: @reflexionesencolores