El efecto potenciador de las emociones positivas

Es apasionante hablar de las emociones positivas, como parte de una gran receta de componentes esenciales, que transforman nuestras conductas y concepciones de lo que somos y creemos. No es nuevo conocer el efecto que producen en nuestro quehacer cotidiano, partiendo por nosotros mismos y luego ampliado hacia nuestros espacios de intercambio vinculante con la pareja, amigos, familia, así como también en el ámbito social y laboral.

La psicóloga e investigadora – Barbara Fredrickson (USA), desarrolló la Teoría de la Amplitud y Construcción de Emociones Positivas, (1998, 2001) la que plantea que, gracias a estas emociones, podemos aumentar nuestra gama de recursos, ofreciendo respuestas más creativas, innovadoras y flexibles, frente a determinados estímulos. 

Intenten pensar cuáles son las emociones positivas que ustedes manifiestan en el día a día y ahora tómense unos minutos antes de seguir leyendo.

Quizás, la mayoría recordó emociones como la alegría o el amor, ¡exacto! Y junto con éstas, existen ocho más clasificadas de la mano de esta teoría.  

Fredrickson, creó la Escala mDES (Modified Differential Emotions Scale; Fredrickson 2003) de Emociones Positivas de Alto Nivel, agrupándolas en la siguiente lista: Amor, gratitud, alegría, serenidad, interés, esperanza, orgullo, diversión, inspiración y asombro. 

Que saludable y motivador, poder reconocerlas y darnos cuenta conscientemente cada vez que experimentemos una emoción positiva, enraizarla y observar que nos pasa. Esa sola posibilidad permite generar recursos psicológicos de largo aliento, que nos inyectan creatividad, capacidad de aprendizaje, generación de vínculos, etc. Lo que finalmente vuelve a nutrirnos e inundarnos de emociones positivas, como un espiral ascendente. Tenemos la posibilidad de ver todo desde un ángulo de satisfacción, de logro, de vernos a nosotros mismos, desplegando todo nuestro potencial de manera fluida y plena.

Esas mismas emociones son las que nos llevan a perseverar en el logro de nuestros objetivos y a tener éxito, aunque el camino sea largo y sinuoso. Gracias a ellas incluso, somos capaces de repensar un objetivo a largo plazo y a mantenernos motivados en llegar a la meta, a pesar de todos los costos que tengamos que asumir en el corto plazo.

Para concluir y según palabras de la autora: “las emociones positivas tienen la función de ampliar y construir repertorios de pensamiento y acción, facilitando la creación de nuevas experiencias de afrontamiento y redes sociales más robustas y firmes”.

Carolina Yañez

Psicóloga Organizacional, especialista en Felicidad Aplicada al Trabajo, Desarrollo de Personas y Psicología Positiva.

Fundadora de BORDO 

IG: @subeteabordo