Enfermedades mentales: ¿cómo se gesta la salud de nuestro cerebro?

Aunque el cerebro humano es un órgano que no ha sido estudiado en su totalidad, se sabe que comienza su desarrollo en etapas tempranas de la gestación. También se ha descubierto que puede verse alterado tanto por su ambiente intrauterino como las condiciones de vida de su madre.

Según informan en un artículo publicado en el sitio estadounidense Theconversation.com, en donde mencionan una serie de estudios científicos que explican “cómo se decide la salud de nuestro cerebro antes y después de nacer”,  aseguran que cuando una mujer embarazada sufre estrés intenso y constante, aumentan sus niveles de cortisol, los que a su vez atraviesan la placenta y modifican algunas zonas del ADN del feto, correspondientes a determinados genes, sin alterar su secuencia.

En consecuencia, y en la misma línea, otros estudios confirman que los recién nacidos que estuvieron expuestos a estos elevados niveles de cortisol, tienen una respuesta diferente al estrés.

“Se manifiesta, entre otras cosas, en una mayor reactividad del recién nacido tras la punción del talón, con una recuperación emocional más lenta. Pero también en la reacción del lactante y del niño mayor ante situaciones estresantes, por ejemplo tras la administración de una vacuna, tras el baño o tras la separación de los padres. Por si había dudas, se han identificado cambios epigenéticos fetales vinculados al estrés materno en sangre de cordón de neonatos, y en otras muestras celulares en lactantes y niños mayores”, aseguran en el sitio especializado en temas científicos.

Además, agregan que “otras modificaciones observadas han sido la disminución de materia gris de la corteza prefrontal, responsable de funciones ejecutivas como la toma de decisiones o la autorregulación de la conducta. A lo que se suman cambios en la estructura de la sustancia blanca, que se encarga de conectar distintas zonas cerebrales entre sí”.

Por otra parte, indican que los cambios epigenéticos y estructurales también impactan en su vida adulta, porque presentan respuestas exageradamente intensas ante situaciones estresantes. 

“Incluso pueden aumentar la probabilidad de padecer problemas psíquicos, que se manifestarán como dificultades emocionales (…) Incluso hay estudios que relacionan el alto estrés vivido en la gestación con un menor cociente intelectual, autismo y esquizofrenia en la descendencia”, aseguran.

¿Se puede revertir esta situación? ¿Qué efectos tendría en la infancia estar expuestos a situaciones estresantes constantemente? Conoce más detalles en el artículo completo de The Conversation en este LINK.