¿Cómo se relaciona el neurodesarrollo y el riesgo de sufrir obsesidad en la adolescencia?

Un artículo publicado en el portal IntraMed,  portal exclusivo para la comunidad medica, revisó la evidencia que vincula el desarrollo de la corteza prefrontal en la adolescencia y el aumento del consumo excesivo de calorías.

Según la publicación del medio especialistas en temas de salud, indica que La Organización Mundial de la Salud (OMS), sostiene que la adolescencia es una etapa que se puede alargar desde los 10 a los 20 años, y que se caracteriza por ser un periodo susceptible a los riesgos psicológicos y físicos. 

En este contexto, regular los alimentos que se consumen es fundamental para tener una dieta saludable, ya que se coarta la necesidad de consumir comida concentrada en calorías que no aportan de forma importante al sistema digestivo. No obstante, informan que estos procesos regulatorios tienden a cambiar durante la adolescencia, debido al desarrollo de la corteza cerebral pre-frontal, un área cerebral vinculada a la autorregulación.

Es importante recalcar que la adolescencia es una etapa donde los efectos neurológicos adversos de las dietas que condicionan un ambiente de obesidad, pueden ser impulsados debido al estado plástico del cerebro. En otras palabras, el aspecto de la corteza cerebral durante la adolescencia, aumenta el riesgo de consumo de estos alimentos. Respecto a este punto, algunas de las consecuencias que se pudieron detectar en investigaciones con animales, fueron distintos retrocesos en la cognición adaptativa, que se presentan en la vida adulta.  

El cerebro adolescente 

La adolescencia es un ciclo que somete al cerebro a un prolongado funcionamiento neurobiológico, además de estar más propenso de lo normal a la emotividad, provocando mayores impulsos de recompensa en los jóvenes.

Su constante estado de maduración, está propenso a adaptarse con las distintas influencias y experiencias que puedan moldearlo, este mecanismo se conoce como neuroplasticidad. Dentro de este contexto, los neurotransmisores cumplen funciones esenciales en las habilidades cognitivas y en los patrones de activación funcional.

Los antojos

Este grupo etario tiene una mayor absorción dietética de azúcar refinada y grasa, esto se produce debido a la independencia alimentaria durante el desarrollo y la elección de estas comidas. Además, en comparación con los adultos, los adolescentes no tienen los reguladores maduros y la liberación de neurotransmisores como la dopamina, los vuelve más sensible a la recompensa. 

En esta misma línea, la corteza prefrontal lateral es la encargada de moderar los antojos provocados por los alimentos no recomendados nutricionalmente y también estimulan la motivación para comer. Ambas capacidades se siguen desarrollando durante la etapa juvenil. 

A modo de conclusión, los investigadores explican que las industrias alimentarias han masificado la producción y distribución de alimentos baratos y apetecibles, que se comercializan de una forma más rápida de lo normal. Más del 84% de los anuncios en los medios vistos por menores de edad, son de alimentos y bebidas hipercalóricas.

Así mismo, advierten que la etapa de la adolescencia suele ser una fase susceptible a distintas conductas alimentarias que se pueden desregular durante la edad adulta si no se controla nutricionalmente y puede lograr afectar el control cognitivo y la impulsividad del joven en un futuro.

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