Psiquiatra Pilar Del Río: “Los padres tienen el deber y el derecho de resguardar el bienestar emocional de los hijos”

La pubertad es un proceso complejo para la mayoría de los jóvenes y una etapa decisiva en relación a la formación de la personalidad.

Habitualmente suele tildarse de "conflictiva", ya que en la búsqueda de un equilibrio entre fomentar su autonomía y poner límites, se generan conflictos de éstos y sus cuidadores.

Sobre esto conversamos con Pilar del Río, psiquiatra de la Clínica MEDS, quien enfatizó que para generar confianza y facilitar la comunicación es importante entender que durante la construcción de la identidad de los jóvenes, los pares pasan a ser una imagen mucho más referencial que los adultos. Esto se produce debido a que el cerebro está mayormente alerta a los estímulos externos, por su calidad de estar abierto a nuevos circuitos y vivencias.

"Cuando las experiencias personales son repetidamente negativas, estas pueden afectar en la identidad alterando la realidad personal del sujeto", explica la psiquiatra al Observatorio de Educación y Bienestar Socioemocional y Sexual.

Usualmente, la tarea compleja para los padres en estas situaciones es encontrar el equilibrio entre la existencia de autonomía del adolescente, donde pueda explorar experiencias nuevas y el acompañamiento por parte del adulto en este proceso que a veces se puede tornar arduo de llevar. En este sentido, Pilar menciona que la disponibilidad emocional es clave para fomentar la comunicación en la familia.

“Salir juntos al menos una vez al mes, conversaciones con hermanos por separados, hacer cosas que les gusten. Lo último que debemos esperar es sentarse a hablar y que ellos quieran hablar en ese momento. Como papás debemos entregar este equilibrio, dejar que tengas las experiencias pero después chequear estas vivencias”, sugiere. 

Normalmente no suele existir una pregunta y respuesta inmediata entre padres e hijos al momento de hablar sobre emociones. Durante el periodo de pubertad y adolescencia, es fundamental predicar con el ejemplo. Es decir, como padres debemos estar conectados con nuestras propias emociones y expresarlas con los círculos cercanos.

“Es importante que nos atrevamos a mostrar nuestra vulnerabilidad. Los adolescentes suelen estar a la defensiva con el entorno y por lo mismo es necesario darles su espacio propio, explica Pilar. 

El primer paso para poder construir este bloque de confianza y comunicación es adoptar el rol de contenedores y no perder la calma al momento de conversar, para luego reflejar las emociones que se transmiten en el diálogo y comunicarles que estamos validando el contexto emocional en el que se encuentran y por último, evidenciar que existe disponibilidad para trabajar sobre esto en conjunto. “Lo peor que podemos hacer es pretender que nos hablen sobre su intimidad cuando nosotros queremos”, dice la psiquiatra. 

Bullying

Otro tema que genera dudas entre los cuidadores, es el bullying. Sobre esto, la especialista aclaró algunos mitos, como la creencia de que la víctima de acoso tiene problemas y que esa condición es la causante de la situación.

“Hay ciertos niños que son propensos a sufrir estas situaciones por su vulnerabilidad. Pero la verdad es que cualquier persona puede ser víctima de bullying”, asegura. Y agrega que, “en la adolescencia el grupo de pares va a tratar de validarse de cualquier manera. Y una forma es unirse en contra de un ‘enemigo’ o hacer que el grupo te vea más fuerte, aprovechándose de otro”, dice Pilar.

Finalmente, explica que la herramienta para prevenir estos escenarios está en manos de los adultos. Un primer paso puede ser cuidar los límites y la disponibilidad emocional para contener a los jóvenes y luego construir espacios de educación emocional en los colegios. No obstante, es importante empezar desde el hogar

El rol de la educación

En relación al papel que pueden cumplir las escuelas y colegios para fomentar el aprendizaje socioemocional en los estudiantes, la psiquiatra opina que es necesaria una reforma profunda en esta área para replantear los objetivos de las instituciones educativas en la sociedad actual. 

“Toda la estructura educativa está hecha para lograr el objetivo de adquirir habilidades y conocimientos a través de una forma vertical y jerárquica. Esto no respeta la naturaleza del neurodesarrollo, ignora el sistema actual y lo que los niños necesitan aprender”, enfatiza. 

La profesional se refirió además al uso de redes sociales, y aunque entiende que en medio del contexto que ha generado la pandemia por Covid-19 se dificulta limitar su uso, advierte que no es recomendable que los menores de 16 años accedan a éstas sin supervisión, ya que el desarrollo del control de impulsos y las regulaciones psicoemocionales de los adolescentes se puede ver alterado

“Si bien, no es lo ideal que exista este acceso hasta los 16 años en tiempo de pandemia, creo que es un mal menor. Es bueno promover el contacto entre sus pares, ya que no hay otra forma. Pero el respeto de la privacidad llega hasta que esta intimidad digital pueda hacerle daño al adolescente. Entonces es fundamental que todo menor tenga a sus padres como contacto en sus redes sociales para ver a grandes rasgos y con consentimiento, qué ocurre ahí”. 

Pilar también recomienda que el tiempo de exposición no debería ser más de dos horas diarias para los adolescentes más grandes, y una hora diaria para pre-adolescentes. La idea es promover el contacto con otras actividades beneficiosas, como el deporte, la música o la interacción con la naturaleza.

Por último, la experta enfatizó que los padres tienen el deber y el derecho de resguardar el bienestar emocional de los hijos en todos los espacios posibles.