Un reciente estudio, publicado por el Instituto de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH), investigó el impacto de la luz artificial nocturna en la calidad del descanso en adolescentes. 

El estudio contempló datos de una muestra de 10.123 adolescentes de 13 a 18 años, recolectados entre 2001 y 2004, que incluía características individuales, del vecindario, los patrones de sueño y los resultados de salud mental. 

Los investigadores evidenciaron que los adolescentes que viven en áreas expuestas a altos niveles de luz artificial nocturna tienen mayor probabilidad de sufrir trastornos de ánimo y dormir menos, en comparación con aquellos que viven en zonas con menos luz artificial. 

Además, los datos muestran que los adolescentes que vivían en zonas más expuestas a la luz artificial nocturna, tenían más probabilidades de ser diagnosticados de trastorno bipolar o fobia específica. 

A raíz de esto, los investigadores advierten que, “aunque la exposición a la luz ambiental es solo un factor en una red más compleja de influencias sobre el sueño y el comportamiento, es probable que sea un objetivo importante para la prevención  e intervenciones en la salud de los adolescentes”.

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