¿Estamos pensando en los(as) niños(as) y adolescentes?: las condiciones de la educación chilena para la salud mental en pandemia

Comenzando desde la premisa que la educación tradicional es constantemente cuestionada, debido a su enfoque dirigido principalmente al desarrollo de competencias cognitivas por sobre las habilidades socioafectivas, la modalidad híbrida de educación que se ha establecido en los Planes de Retorno Seguro exigidos por el Gobierno, puede considerarse como una medida contraria al desarrollo saludable en nuestros niños, niñas y adolescentes.  

El campo de la neurociencia ha sido contundente en demostrar que un sano estado emocional es determinante para los procesos de aprendizaje (Blanco, 2014, citado en Benavidez y Flores, 2019), de lo cual, parecemos estar muy alejados considerando que se exige establecer una modalidad de educación que empobrece el desarrollo natural del cerebro, el que requiere de constante interacción, dinamismo, y, sobre todo, la generación de ambientes libres de estrés para los estudiantes.

Si algo estamos creando dentro de los establecimientos educativos a lo largo del país, es desgaste emocional, no solo en niños y niñas, sino también, en quienes deben cumplir multifuncionalmente en la contención y educación de estos, los(as) docentes. Según un estudio realizado por Fundación Relaciones Inteligentes (Ring!) y la Universitat de València, el 73% de los docentes manifestó sentirse preocupado por su salud mental y el 81% por la sobrecarga laboral. Mientras que un 78,3% de los profesores han presentado síntomas de depresión, un 74,1% de ansiedad y 98,3% de estrés.

Esto refleja una alta saturación laboral y de agobio. Metaforizo esta lamentable cifra, como un adolescente incomprendido que debe lidiar constantemente con las presiones de sus pares o incluso familiares; el Colegio de Profesores de Chile se ha visto en la obligación de reprimir su desgaste y jugársela por su vocación hacia los(as) niños(as), soportando incluso expresiones humillantes sobre lo que están viviendo, como que “buscan la manera de no trabajar”, declarado por el actual Ministro de Economía Lucas Palacios, ante los llamados de auxilios de los y las profesoras de nuestro país.

Quizás como padre o madre le interesa que su hijo o hija recupere la interacción social, y si bien, podrá reencontrarse con sus queridos compañeros de clases, o con las tías con las que desarrollaron importantes vínculos de apego, con la constante instrucción de distanciarse, hablar lo menos posible para prevenir la humedad de su mascarilla y moverse lo menos posible, permítame decirle que posiblemente estemos yendo contra su desarrollo natural, privándolo de herramientas fundamentales para aprender, como el movimiento y espontaneidad del proceso enseñanza-aprendizaje. Por otra parte, la conectividad a redes virtuales no es un elemento que todas las familias de los escolares dispongan, no logrando abarcar equitativamente la educación que se pretende brindar. Sumado a esto, los docentes deben especializarse prácticamente de forma autodidáctica en la materia, creando recursos y metodologías electrónicas para llegar a sus alumnos y realizar evaluaciones objetivas.

Entonces ¿cómo estamos educando sin tener los medios, las metodologías, y ni siquiera el enfoque que los especialistas consideran correcto?, es una pregunta que solo los más obstinados a impartir esta “deseducación” pueden responder.

   Referencias

  1. Benavidez, M., & Flores, R. (2019). La importancia de las emociones para la neurodidáctica. Estud. de Psicología UCR, 25-53.
  1. "Encuesta Docentes, Salud Emocional y Covid-19" del Observatorio de Educación y Bienestar Socioemocional y Sexual de Fundación Relaciones Inteligentes (Ring!) y la Universitat de València.

Pavel Andrés Ferrada Reyes.

Psicólogo educacional. Encargado de Convivencia Escolar del Colegio Veinte de Agosto de Chillán Viejo, Región de Ñuble, Chile.

Contacto: Pavel.ferrada@hotmail.com

Instagram: Revolución emocional @rev.emocional